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Meditación número 24

El pobre

Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre,
siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos. (2 Co 8:9)


¡De tu Padre, puro deleite, Hijo eterno! ¿Dejaste tu gloria, oh Rico,
Por tu delicia en estos hijos de hombres, humillándote a ti mismo y viniendo del cielo?
(Pr 8:30-31, Flp 2:5-8)

Descendiendo del lugar santo, a un pesebre, envuelto en pañales,
En aquella pobre familia, tan ataviado, tú hasta elegiste nacer.
(Lc 2: 7, Lv 12: 8, Lc 2:24)

En tu juventud tu sabiduría aumentó, en la ciudad despreciada, en Nazaret,
Carpintero era tu ocupación. Miren Su carácter, ¡qué modestia!
(Mc 6:23, Ro 12:16)

Con los pobres, en las aguas del Jordán, con los arrepentidos, eligiendo cuartel.
Pero allí para testificar a su favor, Amado de Su corazón, el Padre declaró.
(Mt 3:13-17)
Único Creador del tiempo y el espacio ¡Sin embargo, para tu cabeza no se encontró lugar!
¡Tuviste sed, oh precioso Salvador, junto al pozo de Sicar en esa hora sexta!
(Lc 9:58, Jn 4: 6-8)

En medio de nosotros, en verdadera pobreza, alimentaste a muchas multitudes!
El cojo, el sordo y el ciego. Todos enriquecidos por ti, ¡Qué amable!
(Jn 6: 1-12, Mt 12:15)

Interrogado por los fariseos en cuanto a las monedas del dinero romano,
"Mostradme de quién es la imagen en ese tributo" fue tu respuesta ¡Oh pobre y humilde!
(Mc 12: 14-17)

De tu vestidura, tu única pertenencia, nuestras crueles manos te desnudaron.
Y luego echamos suertes sobre nuestro robo ¡Arrebatando todo del Despojado!
(Mt 27:37)

En la cruz, de amargo terror Tu sangre preciosa, una riqueza se derramó.
Ella sola pagó la inmensa deuda acumulada por nuestras ofensas.
(Mt 27, Jn 19:34, 1 Pe 1:18)

Como un gorrión, tan solitario ¡Te vemos colgado en el Calvario!
Tú, entonces, el varón de dolores ¡Luego, coronado de gloria al día siguiente!
(Sal 102:7, Is 53:3, He 2:9)

Príncipe de vida, como lo prometiste, de tu Espíritu he sido enriquecido
Ahora revelando el tesoro escondido de tu gracia hermosura y la voluntad del Padre.
(Hch 3:15, 1 Ts 4:8, Col 2:3)

El hombre pobre que salvó la ciudad, nadie se acordaba de él, ¡qué triste!
¡Oh, guárdame de olvidarme de ti! Glorioso Salvador, ¡Yo te espero!
(Ec 19:13-18, Ap 22:7)



NOTA: Todas las referencias Bíblicas son tomadas de la versión Reina Valera 1960, a menos que se especifique de cual otra versión fueron tomadas. Todo material sin firmar está inspirado por Ec. 12:11. Mándanos toda correspondencia, comentarios y sugerencias a: sembradorescotidianos@tlb.sympatico.ca


Ultima actulización 2021/03/02

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