Este es título de infinita profundidad. Pertenece a una persona, nuestro amado Señor Jesucristo a quién podemos considerar en tres diferentes formas. Aprendemos de Filipenses 2:6 que antes de que Él tomó la forma de un simple hombre, Él era en la forma de Dios. Antes de que Él llevara el nombre de Cristo, Él era con el Padre, el Hijo eterno, estando así con Él desde la eternidad, siendo Él mismo Dios, uno con el Padre (Juan 17:1). Él tuvo entonces su propia gloria personal, la misma gloria que fue velada para que Él apareciera en medio del hombre como un simple hombre, obediente, mientras seguía siendo el mismo Dios. Él es quién vino al mundo en el pesebre en Belem. ¿Quién es este milagroso niño, sin un padre terrenal? El Hijo de Dios fruto de carne y sangre ahora en la forma de un simple hombre en la niñez. Nosotros vemos su bautismo, los cielos abiertos y el Padre declarándolo a Él como su amado Hijo (Lucas 3:22). Sigámoslo al Gólgota, donde se ofreció a Sí mismo, el Hijo eterno, el único amado, como una ofrenda encendida y como un sacrificio para el pecado; detengámoslo y veámoslo por un momento ante tal escena, que debemos realizar de una manera profunda, Quién es este único que el viento y los mares obedecen, ahora inclinándose en humildad para ofrecer Su vida voluntariamente, tratado cómo un malhechor en nuestro lugar. ¡Qué amor! ¡Qué gracia! ¡Qué incomprensible gloria moral! Él entregó su vida. Nadie pudo haberla tomado de Él. El tercer día Él resucitó victoriosamente sobre la muerte — aún el mismo Hijo de Dios, ahora como un hombre en resurrección en la forma que Él es para toda la eternidad. Éste es el único que nosotros veremos y seremos semejantes a Él y estaremos con Él por siempre. Desde la eternidad, Él es Dios; pero antes de Su encarnación Él no fue un hombre. Pero ahora Él sigue siendo un hombre, glorificado después de Su resurrección y Su ascensión a la mano derecha de Dios el Padre, el mismo lugar que Él tuvo con el Padre mientras era en la forma de Dios, ahora un hombre por siempre, nunca dejando de ser Dios y el Hijo del Padre (2 Juan 3). PENSEMOS: El Hijo de Dios hecho el Hijo del Hombre para que los hijos de los hombres puedan ser hechos hijos de Dios.
NOTA: Todas las referencias Bíblicas son tomadas de la versión Reina Valera 1960, a menos que se especifique de cual otra versión fueron tomadas. Todo material sin firmar está inspirado por Ec. 12:11. Mándanos toda correspondencia, comentarios y sugerencias a: sembradorescotidianos@tlb.sympatico.ca
Ultima actulización 2013/11/27